Disfruto compartir lo que soy con quienes tienen la sencillez, nobleza y coherencia de acción y palabra.
Gracias Premios OMI a las Altas Conciencias y a la admirable Sonnia Valverde Drouet por su hermosa iniciativa. Ayer en el evento entré en trance, mi corazón sintió esperanza, porque claro que llega un punto en que la pierdo, no soy indiferente a lo que afuera sucede.
No obstante, me ocupo y decido recuperar mi armonía enfocándome en mis iniciativas aquellas que siempre buscarán que de la comunicación nos volvamos a enamorar, no para el ego falso alimentar, sino para co crear, cooperar, armonizar y coherentemente acompañar a otros a encontrarse y proyectarse desde la utilidad que sus vidas puedan significar para los demás, desde su propia marca comunicacional.
En el mundo del yin y el yang, en ese que en las nubes está, no pierdas tu cable a tierra, recuerda que la comunidad que empoderas no es tu trofeo, ni una tribu que te debe adherencia, peor aún una plataforma que por el drama de otros te sostenga o simplemente hacer de su necesidad tu oportunidad. Eso es vergonzoso, mas en las redes comprable y muy viral. Jóvenes no se dejen atrapar.
El respeto a la comunidad de donde venimos y en la que nos desarrollamos es la base de una vida y comunicación coherente y sostenible, la forma más rápida de sanar, porque comunicar sana y sanar comunica. El equilibrio se nota.
Querida comunidad, siempre G R A C I A S.